Abrí los ojos y estaba lejos del norte.
Fin.
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o no.
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pícara, contoneando todas las miradas que sabes, sensual, me buscas entre todas las temperaturas y no reparas en provocaciones sobre las que apostar.
banca.
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banca.
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y aunque sé perfectamente que no lo debo hacer -que no es lo apropiado- también sé que puedo. Te cojo de la mano y te llevo por el medio de la gente hasta el centro del baile.
qué me importa cómo sigue girando el mundo.
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qué me importa cómo sigue girando el mundo.
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la primera vez sería algo así como entrecruzarnos en un rincón apartado y -en vez de sonreírnos y decir la frase boba de costumbre- lanzarnos directamente a la boca del otro, no con el ánimo de depositar un beso, sino con la impetuosidad de dos quinceañeros que descubren sabores a cada instante; como quien reanima un corazón parado con un boca a boca brutal.
respirando como el aire en una tormenta.
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respirando como el aire en una tormenta.
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¡oh nena! dos botones de la blusa desabrochados y ese perfume son motivos suficientes para que no siga escribiendo esta noche.
rocanrol.
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rocanrol.
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entonces llega el momento en que te tienes que marchar, irte con tu vida. Después de todas las conversaciones de a ver si llueve me miras con un espera! te diría...
coincidencia.
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coincidencia.
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reinvento el significado de tus palabras para sobrevivir a tu esquiva respuesta.
Cambio por sí un quizás y por quiero un hasta luego.
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Cambio por sí un quizás y por quiero un hasta luego.
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a lo mejor no te has dado cuenta, pero estás sonriendo siempre. Lo iluminas todo.
me deslumbra. me enciende. me derrite
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me deslumbra. me enciende. me derrite
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después de ser tan cauto y tan políticamente correcto te arrinconaría contra la pared para no decirte otra vez lo que nunca te dije.
Pero más cerca.
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después de ser tan cauto y tan políticamente correcto te arrinconaría contra la pared para no decirte otra vez lo que nunca te dije, pero más cerca
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Bajo el auspicio del sanguinario manto de la revolución son condenados los silencios y las omisiones! miradas a traición, palabras susurradas, espacio entre los dedos disponible.
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al alba... (es decir, amanece. Hace rato que ya pasó el camión de la basura y a punto está de pasar el panadero; los pájaros cantarán y las nubes se levantarán y yo -yo- seguiré con esta extraña adicción de sentirte tanto)
Enganchándome al alba.
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Enganchándome al alba.
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volando voy a través
volando voy a ras de barreras invisibles. De mares insospechados.
sin conseguir atravesarlos. Migrando al norte.
sin conseguir atravesarlos. Migrando al norte.
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oxígeno en huelga de celo, insumisión, carne desertando de toda la piel posible.
- me sobraban los latidos -
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- me sobraban los latidos -
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Eternidad soluble bajo los susurros. Tiempo de conspirar para arrestarte.
- encierren a ese corazón salvaje -
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- encierren a ese corazón salvaje -
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opino que tu modo de entrecruzar las piernas, tu voz, la manera de despedazar las servilletas mientras esperas, las miradas inquisitorias hacia la puerta y el reloj indistintamente, y todo lo demás que te rodea son soñables.
conste.
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conste.
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la extraña sensación de que estabas cerca, de que acababas de pasar por allí hacía un instante. Arrojadas todas las consideraciones al suelo para correr más rápido por las calles aún frescas de ti.
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yo no soy así, entiéndeme. Esta no es sino una manera que tiene el mundo de verme.
(no soy más que una pequeña veleta a merced del viento. Del oeste)
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(no soy más que una pequeña veleta a merced del viento. Del oeste)
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para qué seguir mintiendo...
Di la vuelta a la esquina y caminabas bajo la lluvia.
(¡muy bonita la lluvia, cuando tú estás bajo ella! Porque si no no deja de empaparme, de joderme los zapatos, de encoger este pobre corazón de frío...)
Di la vuelta a la esquina y caminabas bajo la lluvia.
(¡muy bonita la lluvia, cuando tú estás bajo ella! Porque si no no deja de empaparme, de joderme los zapatos, de encoger este pobre corazón de frío...)
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Hace unos cuantos años, cuando todavía no era rojo, vivía en la ciudad del sur con la chica azul.
Me preguntaba invariablemente cada cumpleaños qué quería de regalo, y yo le contestaba invariablemente “quiero un patito de goma”. No era por joder, entiéndeme, sino porque quería que me hiciese el regalo que ella quería y no el regalo que quería yo, que dejaría de ser regalo y pasaría a ser una petición. En fin, que después de los años se dio cuenta y he aquí que me regaló ¡¡un patito de goma!!
Pero has de saber que los patos de goma hace mucho que no se fabrican, debido a su toxicidad, siendo reemplazados por el plástico. Así que la chica azul removió cielo y tierra para conseguirlo, y al final lo compró por internet en una tienda vintage de London a un precio irrazonable.
Y luego lo abandoné todo: la chica azul, la vida de plástico, la ciudad del sur, y me fui a buscar el norte; supongo que la culpa la tuvo el volverme rojo, pero esa es otra pequeña historia. Desde aquella me acompaña un patito de goma, al que llamo drapo.
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Me preguntaba invariablemente cada cumpleaños qué quería de regalo, y yo le contestaba invariablemente “quiero un patito de goma”. No era por joder, entiéndeme, sino porque quería que me hiciese el regalo que ella quería y no el regalo que quería yo, que dejaría de ser regalo y pasaría a ser una petición. En fin, que después de los años se dio cuenta y he aquí que me regaló ¡¡un patito de goma!!
Pero has de saber que los patos de goma hace mucho que no se fabrican, debido a su toxicidad, siendo reemplazados por el plástico. Así que la chica azul removió cielo y tierra para conseguirlo, y al final lo compró por internet en una tienda vintage de London a un precio irrazonable.
Y luego lo abandoné todo: la chica azul, la vida de plástico, la ciudad del sur, y me fui a buscar el norte; supongo que la culpa la tuvo el volverme rojo, pero esa es otra pequeña historia. Desde aquella me acompaña un patito de goma, al que llamo drapo.
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